POLÍTICA
Madrazo defiende la aplicación en Euskadi de los modelos de democracia directa y participación
ciudadana que ha conocido sobre el terreno en Suiza y la región italiana de la Toscana
16.11.08 -
DV. Hans es uno de los 370.000
habitantes de Zurich, la principal ciudad de Suiza. El próximo día 30
tiene una cita con las urnas, como el resto de los 7.554.000 de
habitantes del país. En su municipio, Hans tendrá derecho a votar sobre
catorce cuestiones, cuatro de ellas comunes a toda la confederación.
Éste suizo medio votará a favor de que los delitos de pornografía
infantil no prescriban y de prolongar el tranvía hasta el zoológico,
adonde lleva de vez en cuando a sus hijos.
Pensando en sus padres, que han trabajado toda la vida y
tienen problemas de salud, respaldará que se flexibilice la edad de
jubilación y la libre elección de medicamentos. El resto de las
cuestiones planteadas, sin embargo, no le entusiasman o no tiene una
opinión formada sobre ellas, así que se abstendrá. Ésta es la cuarta vez
este año que se pide su parecer sobre diversos temas, pero nunca se
cansa, y sólo conoce a una persona que admite pertenecer al 10% de
suizos que no vota nunca.
Hans está orgulloso de ser suizo y el principal motivo,
como para el 70% de sus compatriotas, es su sistema político. Se
sorprende cuando conoce que en la Unión Europea, a la que Suiza no
pertenece, se suspendieron los referendums sobre la Constitución Europea
ante el riesgo de que no saliese aprobada tras el rechazo de Francia y
Holanda. Hans no dejaría que Bruselas decidiera asuntos importantes por
él.
Oposición ciudadana
A lo largo de su vida, nuestro suizo medio ha firmado
varias iniciativas populares para enmendar la Constitución federal o
proponer leyes, proyectos que requieren 100.000 firmas en menos de 18
meses para poder ser votados por los ciudadanos. Los suizos también
pueden derogar leyes ratificadas por el Parlamento mediante referendums,
que se celebran si quienes se oponen reúnen 50.000 firmas en cien días.
Además, las instituciones deben consultar a la ciudadanía
cualquier reforma constitucional, y los cantones o estados están
obligados a someter a votación popular las inversiones superiores a
determinadas cantidades.
Zurich está gobernada por una coalición de conservadores,
cristiano demócratas y social demócratas. Las alianzas de amplio
espectro son muy comunes en el país helvético, donde la verdadera labor
opositora está en manos de los ciudadanos, a quienes no les importa
demasiado quién les gobierne.
A Hans no le extraña que un ministro de un gobierno
regional de otro país europeo haya visitado recientemente el suyo para
conocer sobre el terreno su sistema político. En este caso, el dirigente
es el consejero de Vivienda y de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco,
Javier Madrazo, que, junto con la directora de Participación Ciudadana,
Kontxi Bilbao, ha mantenido varias entrevistas esta semana con líderes
locales y con expertos en democracia directa en las ciudades suizas de
Aarau, Zurich y Berna, y en la capital de la región italiana de la
Toscana, Florencia.
En Aarau, Madrazo y Bilbao se reunieron con el alcalde,
Marcel Guignard, y el jefe de la Administración Local, Martin
Gossweiler, quienes les mostraron una urna de madera del siglo XIX,
prueba palpable de la tradición de la democracia directa en Suiza.
«De, por y para el pueblo»
Después, en el Centro para la Democracia de Aarau, el
consejero recordó que la democracia es el gobierno del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo, «no de, por y para los partidos ni el capital».
Y por eso, Madrazo aspira a «democratizar la democracia» vasca tomando a
Suiza como modelo. Envidia que allí «no existe límite a la voluntad
popular» y que la sociedad civil es por ello «más activa, viva y
comprometida». Además, considera que la ciudadanía vasca «reivindica» la
democracia directa.
De vuelta en Zurich, la delegación vasca visitó el museo
Cabaret Voltaire, dedicado al dadaísmo y activo centro cultural. Allí
conocieron, entre otros, al director del Centro para la Vida
Independiente de Zurich, Peter Wehrli.
Este activista, en silla de ruedas, lucha por los
derechos de las personas discapacitadas en un país donde la
accesibilidad es una asignatura pendiente. Su organización ha promovido
dos referendums que ha perdido, en parte porque el Gobierno y algunos
medios de comunicación hicieron una campaña para poner en duda la
discapacidad de todos los demandantes. Aún así, Wehrli está satisfecho
con el sistema, por haber podido llevar el tema al debate social y
porque él también vota sobre otros asuntos.
Comienzo en la Toscana
La siguiente etapa del viaje llevó a la delegación a
Florencia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser
cuna y ciudad-museo del arte renacentista. El Departamento de Vivienda y
Asuntos Sociales se acercó hasta la capital de la Toscana no por su
belleza, sino porque esta región italiana está dando sus primeros pasos
en la democracia deliberativa, un modelo que comparte con el suizo su
voluntad de escuchar a la ciudadanía.
El consejero toscano de Reformas Institucionales y de
Relaciones con los Entes Locales, Agostino Fragai, y la Autoridad para
la Participación, Rodolfo Lewanski, expusieron a la delegación vasca el
potencial de la ley de referendums aprobada en la región en noviembre de
2007. Pero el principal instrumento en el que se basa el sistema
toscano es el debate público, que para Lewanski «ahorra tiempo» porque
se evitan vetos y recursos posteriores. La Autoridad ha recibido en
estos meses 35 solicitudes para abrir debates por parte de gobiernos
locales, ciudadanos, escuelas y empresas.
Fragai, Madrazo y Lewanski convinieron en que las
fórmulas de democracia participativa pueden ser la respuesta a la
pérdida de confianza en la política y a la «pérdida de legitimidad» de
la democracia representativa, así como a los grandes retos a los que se
enfrenta Occidente, como la crisis económica.
Madrazo es consciente de que no se puede hacer una
«traslación mimética» de los modelos suizo y toscano a Euskadi, pero
destacó que «sí podemos y debemos aprender mucho» de sus experiencias,
con las que el Gobierno Vasco ha acordado colaborar. De hecho, Fragai
desea crear una Fundación Europea de la Democracia Deliberativa y que el
Ejecutivo al que pertenece Madrazo participe.
El consejero vasco mostró su intención de promover una
red de regiones europeas a favor de la participación ciudadana. Si
prospera y contribuye a hacer más participativa la democracia europea,
tal vez Hans vea con mejores ojos a la Unión Europea desde Suiza, donde
los resultados de los referendums se anuncian con la frase: «El soberano
ha decidido».
Atentos al nuevo Partido X en España, porque quieren promover este tipo de democracia tan ilusionante.
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